Formas de arte como las que enseña al público el artista Ai Weiwei pueden ser fácilmente malinterpretadas o confundidas con proyectos caprichosos y sin sentido como en el caso de las semillas de girasol en que no puede observarse la profundidad del trabajo a primera vista; esta obra surge a la vez como una protesta y como una forma de resaltar el valor de las pequeñas comunidades en china que se dedican tradicionalmente a la porcelana, reunió a las personas y les dio una tarea remunerada para completar, y lo más importante, hizo una metáfora muy poderosa sobre la historia del pueblo chino como las mismas semillas con el potencial de resurgir como algo bello.

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Este trabajo refleja a la perfección su intención de mostrar como el arte puede propiciar cambios sociales e influenciar a cada vez más personas a tomar acción y recordar su naturaleza como humanos y como sociedad en la que el esfuerzo individual puede significar grandes cosas, del mismo modo rescata el uso de las redes sociales y otros medios alternativos para llegar a más personas jóvenes con el potencial de mejorar las condiciones de vida de cada ser humano y evitar que sucedan más tragedias de la misma escala que la crisis de refugiados.